7 jul 2008

Vote for McCain (¡¡please, please, please!!)


La imagen es elocuente: John Sydney McCain tercero, senador protestante por el sureño estado fronterizo de Arizona y candidato del Partido Republicano a la Presidencia de los Estados Unidos de Norteamérica -todavía la primera potencia mundial- contemplando el ayate de Juan Diego, en el cual, según la leyenda convertida ahora en dogma, apareció milagrosamente la imagen de María, la virgen madre de Cristo Jesús.

Para el común de los mexicanos que recibimos nuestra primera educación sentimental a través de las telenovelas de Televisa, ver al “maquein” de visita en la Basílica de Guadalupe fue algo conmovedor; tanto, que si tuviéramos la posibilidad de votar en la elección a celebrarse en noviembre próximo, sin duda nuestro voto sería para ése viejito canoso que se ve rete buena onda. Y bueno, esto sin importar que después de haberse tomado la foto en el altar de la virgen haya declarado que, en caso de ganar la Presidencia, primero sellará la frontera de su país (para lo cual estaría en todo su derecho, faltaba más), y si hay tiempo y no se atraviesa otro atentado terrorista en el camino, podría presentar una iniciativa de reforma migratoria. Pero qué importa. Total, después de haber depositado una rosa roja a los pies del ayate de Juan Diego, lo único importante es que él también es guadalupano; lo cual confirma lo que aquí se escribió hace unos meses: en México podremos ser perredistas, panistas, priístas; demócratas o republicanos, narcos o afis, cristianos, judíos o musulmanes; pero todos, absolutamente todos, somos guadalupanos.

Eso lo saben muy bien los estrategas de la campaña de McCain y han decidido aprovecharlo.

Como lo escribí líneas arriba, para un mexicano común, digamos, por ejemplo, un michoacano o zacatecano que tenga un familiar residente legal o ilegalmente en los Estados Unidos, fue a todo dar ver al papá de Steve Martin de visita en la Basílica de Guadalupe. Sin embargo, para quienes alguna vez hemos sido mercenarios en las campañas electorales y conocemos la jerga (con j) del marketing político, nos queda muy claro que lo que vino a hacer McCain no sólo a México sino también a otros países del “hemisferio” -como acostumbran llamar los politólogos del Departamento de Estado al continente americano- fue posicionarse entre los votantes latinos de su país, que son la primera minoría apenas un poco adelante de los negros, que no por ser tales están todos con Obama.

El setting -como se le conoce en la mercadotecnia política a la divulgación y familiarización de la imagen de un candidato ante el electorado- que hizo McCain en América Latina es un claro indicio de cuál será su política para la región. Su visita a Colombia y México envía un nítido mensaje de que el diálogo y el intercambio tendrán lugar sólo con gobiernos afines ideológicamente, además de estratégicos en términos geopolíticos.

Con todo el apoyo financiero y militar que significa el Plan Colombia (se especula que el rescate de Betancourt costó 20 millones de dólares), McCain y todo el stablishment que está detrás su campaña, pretenden hacer de ese país un enclave estratégico de contención de la oleada de gobiernos sudamericanos identificados con la izquierda y con el rechazo a la política intervencionista de la Casa Blanca; porque éstos apuntan hacia una integración que de ser bien negociada, daría lugar a la conformación de un bloque energético muy importante al conjuntar el gas boliviano, el petróleo venezolano y el etanol brasileño.

En política las coincidencias no existen. Es una regla básica que todo principiante debe conocer. Así que no fue fortuito, aunque no alcanzo a vislumbrar con claridad las conexiones causales, que la visita de McCain a Colombia haya coincidido con la liberación de la nueva heroína de la temporada, Ingrid Betancourt.

Además de apuntalar la popularidad doméstica del presidentito Álvaro Uribe, ése espectacular acontecimiento aseguró sin duda alguna la continuidad electoral del actual bloque dominante en Colombia, y contrarrestó en forma muy considerable la influencia del insufrible y rijoso vecino venezolano.

Por supuesto, la futura continuidad de un gobierno afín a los intereses de Washington es lo que McCain fue a asegurar con su visita, independientemente de si gana o no la Presidencia, pues en el muy probable caso de que no lo hiciera, hay que recordar que continuará siendo senador.

En el caso de México, luego de lo cerca que estuvo de llegar al poder un proyecto político no necesariamente de izquierda, pero si anti norteamericano, en la elección de 2006, además, por supuesto, del problema de la porosa frontera sur de su país, que se vuelve aun más porosa por la corrupción imperante en las aduanas, así como por las mafias relacionadas con el tráfico de drogas, armas y personas, también es necesario tomar medidas estratégicas; pero ahora sin despertar las antipatías de la sociedad mexicana. De ahí el guiño de McCain a través de uno de los símbolos más emblemáticos de México: la virgen de Guadalupe.

Por lo demás, pienso que si el presidente Calderón decidió jugar su apuesta con McCain, su elección no ha sido precisamente la mejor.

Por una cuestión discursiva, ideológica y hasta generacional, al Presidente le convendría más jugar del lado de Obama, que si bien no ha dado muestras explícitas de interés por la región latinoamericana, estaría en mejores posibilidades de sacar un acuerdo migratorio en el Congreso de su país, debido al enorme bono democrático que representaría ser el primer Presidente negro de los Estados Unidos, así como también por la posible mayoría demócrata en el Congreso.

Finalmente, lo conveniente para el presidente Calderón sería dejar de ver hacia los Estados Unidos y volver la mirada hacia Sudamérica o la Unión Europea; esto porque el declive económico de los vecinos del norte está, ahora sí, más que claro. ¿Qué ganaría México con una reforma migratoria e intercambio comercial con un país cuya moneda se ha depreciado en forma considerable frente al euro, y cuyo desarrollo está en entredicho debido a su vulnerabilidad energética? Parece que muy poco. De ahí que sea muy probable que la hora de comenzar a restarle importancia a los desplantes y a la arrogancia de la american political rule, haya llegado. Ya desde el momento en que un presidenciable gringo ha venido a mendigar votos, es hora de desentenderse de los amigous del norte.

Así que en adelante, lo que cabría esperar del presidente Calderón y de la diplomacia mexicana sería una fría cortesía.

Pero eso no va a pasar.



P.S ¿Será Ron Howard o Steven Spielberg? ¿Cuál será el título: Kidnapped o Rescating to ex candidate Ingrid? No lo sabemos, pero lo que es seguro es que en Hollywood han comenzado a buscar en el mapa la ubicación de Colombia.

Y aunque después de haberme tildado de
insensible socialista (he comenzado a pensar que esto podría ser un oximorón), casi se me prohibió opinar sobre la política de ese país productor de bananas y cantantes cursis (léase Shakira, Juanes y Bacilos), el melodramático aviso de esa enardecida y chovinista visitante, de que no volverá a leer este blog, me da la tranquilidad de volver a opinar sin temor a ser nuevamente calificado con palabras tan contradictorias como irrisorias.

Por supuesto que es loable que después de años de cautiverio, la ex candidata presidencial Ingrid Betancourt haya sido rescatada, lo cual, además, muestra el grado de debilitamiento de la guerrilla luego de la muerte de sus principales líderes.

Es muy posible que en el futuro próximo el pequeño sátrapa tropical que gobierna ése país consiga firmar la paz con la guerrilla; o de plano exterminarla en el nombre de la democracia. Pero eso no resolverá el problema de la falta de nación y de quiebra del Estado colombiano desde el
bogotazo de los años cuarenta.

Y bueno, conviene señalar desde ahora el riesgo potencial que representaría bajar del pedestal a la nueva mártir nacional para convertirla -otra vez- en candidata y eventual presidenta de Colombia.

Aunque puede ser uno de sus fundamentos, el carisma no puede suplantar a la legitimidad política que surge del ejercicio eficaz del poder; algo que sólo muy pocos personajes han logrado, y algo, desde luego, que no da el haber estado secuestrado por una guerrilla agonizante.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Ingrid Betancourt que ahora además de mostrarse como una mártir del secuestro, se muestra caritativa ante la pena que les embarga a los de la guerilla que tan sólo cumplían ordenes de los jefes principales, es decir que muerto el perro se acabo la rabia, o mejor dicho, muerto tirofijo se acabo la guerrilla y que dejan de esperanza para Colombia, el narco y un presidente que se vanagloria con créditos falsos y muy buenos conectes, jaajaja.

Anónimo dijo...

No es de extrañarse la visita de McCain a la virgen de Guadalupe, pues si hasta Ingrid Betancourt ya anunció que también vendrá a su santuario a agradecer por su liberación.
No cabe duda que la virgen de Guadalupe trasciende fronteras.

Saludos y felices vacaciones.
ELISA

Anónimo dijo...

¡Jajaja! ¡el papá de Steve Martin! Dr. ahora sí se la... ahora sí se voló la barda.

Le presumo que ando en Ixtapa; con todo y los días nublados hay muchas mujeres presumiendo sus cuerpos en diminutos bikinis.

Ahora sí me va a mandar lejos, pero las vacaciones han hecho que me desconecté por completo de la polaka. ¿Todavía es nuestro presidente Calderón? ¿Sigue vivo el Peje? ¿Usted todavía es asesor secreto de Mariana Gómez?

Póngame al día aunque sea con un SMS, no sea malo.

Y a propósito de vacaciones, ¿a dónde se irá este verano? Hace un año andaba haciendo maletas para irse a EU. ¿Este año hará lo mismo? ¿No se va a visitar a su doctora corazón? ¿o a Carolina?

En serio que lo envidio, usted tiene romances desperdigados por todo el país... y bueno, un tiempo también los tuvo por Sudamérica, ¿o ya no se acuerda?

Dr. no me juzgue por juzgarlo, pero si no nos lo hubiera, nadie seguiría haciendóle burla por sus deslices de frivolidad virtual.

¡Jajaja! La playa le sienta bien a mi actitud "jodedora", como dice usted.

Cuídese y nos vemos de regreso en la Fac, en caso de que una de las inglesas que están en la barra del restaurante desde el que le escribo, no me quiera llevar a su casa.

M.S